viernes, 9 de septiembre de 2016

Tu recuerdo.



Un curso más comienza: reencuentros que producen alegría, nervios por la incertidumbre de lo que vendrá, llantos de los más pequeños que tienen que separarse de los suyos para quedarse en un lugar aún extraño, sorpresas, alumnos y profesores nuevos y otros que ya no están... Y por encima de todas las emociones, tu recuerdo, Darius.
Ya te escribí el día que me enteré de lo que había pasado, ese fatídico día que ojalá pudiéramos borrar, hacer que nunca hubiera ocurrido. En esta ocasión vuelvo a escribirte para volcar todo lo que la gran familia del Peñalta sentimos.
Aquí, en el cole, aprendemos y enseñamos, todos a todos. Pero sobre todo, convivimos: jugamos, hablamos, reímos, lloramos, a veces nos peleamos... Pasamos mucho tiempo juntos, y compartimos tantas cosas que infinidad de sentimientos nos unen, como el enorme cariño que acabamos teniendo los unos por los otros.
Pero en una gran familia hay momentos para todo, y este verano nos trajo el inmenso dolor y tristeza de saber que te habías ido, Darius. Nuestros corazones lloraron pensando en tu familia, en el vacío que dejas, en que ya no volveríamos a ver esa sonrisilla tuya que tanto nos gustaba, en que no volveríamos a oír tu linda voz... Sin embargo nos reconforta creer que tú estás bien ahora, que de alguna manera sigues con nosotros, en nuestros corazones, porque los momentos compartidos dejaron  muy buenos recuerdos que se instalaron allí para siempre. Nunca te olvidaremos, Darius, porque formas parte de nosotros, de todos los que tuvimos la suerte de conocerte y de disfrutarte.
Me despido por hoy, compartiendo las líneas que te dediqué aquel día, pero seguiré pensándote, recordándote, sintiéndote... Hasta siempre,
"Cruel e injusta. Así se nos muestra la vida a veces. Dolor, rabia, impotencia, pena... 
Hace unas horas se acabó tu vida, con solo 8 añitos recién cumplidos. Te fuiste de la mano de tu abuelita en un fatídico accidente que nunca debía haber ocurrido. Y ya está. Nada se puede hacer  por cambiar este hecho. 
Para siempre vivirás en mi corazón, Darius. En el mío y en el de todos los que te conocimos, seguro, porque te hacías querer desde el primer instante. Tan bueno eras...
Tierno, dulce, alegre, cariñoso, noble... El mejor compañero y el mejor alumno. No recuerdo un solo momento en que nos hicieras enfadar. Siempre queriendo agradar, esforzándote por aprender, por mejorar día a día... Tan especial...
Te recordaré con una sonrisa preciosa, tu sonrisa, casi siempre presente en esa carita de ángel, el ángel en que te has convertido hoy.
Y soñaré que algún día nos volvamos a encontrar, allá en el cielo, que te sigas acordando de mí y quieras darme otro beso."
Tu profe.